Después de un rápido crecimiento en los últimos años, la epidemia de opioides se encuentra ahora entre las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Los opioides, una categoría de medicamentos que incluye analgésicos recetados, mataron a más de 28.000 personas en 2014, y la tasa de sobredosis se triplicó desde 2000, según el Centros de Control y Prevención de Enfermedades. Casi dos millones de estadounidenses abusaron o eran dependientes de estas drogas en 2014.
Aunque ya se había retrasado mucho, el tema finalmente está pasando a un primer plano tanto en los gobiernos federales como en los estatales. El Senado aprobó recientemente un proyecto de ley integral, mientras que la Cámara aprobó 18 proyectos de ley relacionados con los opioides, y varios estados ya han adoptado políticas para reducir la prescripción de opioides.
Si bien el gobierno federal puede marcar la mayor diferencia ampliando los programas de tratamiento de alta calidad, los estados, que tienen más médicos y hospitales, pueden reducir la prescripción de opioides alentando a los médicos a solicitar tratamientos alternativos para el dolor, como la fisioterapia.
Cuando se trata de dolor de cuello, espalda y cuello únicamente, solo 1-2% de los pacientes con dolor lumbar que buscan tratamiento tienen un trastorno grave y requieren cirugía, mientras que 5-10% de los pacientes justifican una mayor investigación mediante imágenes. Eso significa que a un enorme 90% de pacientes que sufren de dolor de cuello y espalda les iría mejor a largo plazo con educación e intervención específicas de un fisioterapeuta. Actualmente, muchos de estos pacientes reciben tratamiento con opioides, imágenes médicas y cirugías.
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