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Guía del fisioterapeuta sobre la osteoartritis de rodilla

Osteoartritis de la rodilla (rodilla OA) es la inflamación y degeneración de los huesos que forman la articulación de la rodilla (osteo=hueso, artro=articulación, itis=inflamación). El diagnóstico de OA de rodilla se basa en dos hallazgos principales: evidencia radiográfica de cambios en la salud ósea (a través de imágenes médicas como radiografías y resonancias magnéticas) y los síntomas de un individuo (cómo se siente). Aproximadamente 14% de adultos mayores de 25 años y 34% de adultos mayores de 65 años son diagnosticados con osteoartritis radiográfica. Específicamente, alrededor del 16% de adultos mayores de 45 años tienen OA de rodilla.

¿Qué es la osteoartritis de rodilla?

La osteoartritis de rodilla (OA de rodilla) es una enfermedad progresiva que causa inflamación y degeneración de la articulación de la rodilla que empeora con el tiempo. Afecta a toda la articulación, incluidos huesos, cartílagos, ligamentos y músculos. Su progresión está influenciada por la edad, el índice de masa corporal (IMC), la estructura ósea, la genética, la fuerza y el nivel de actividad. La OA de rodilla también puede desarrollarse como una afección secundaria después de una lesión traumática de rodilla. Dependiendo de la etapa de la enfermedad y de si existen lesiones o afecciones asociadas, la OA de rodilla se puede tratar con fisioterapia. Los casos más graves o avanzados pueden requerir cirugía.

¿Cómo se siente?

Las personas que desarrollan OA de rodilla experimentan una amplia gama de síntomas según la progresión de la enfermedad. El dolor ocurre cuando el cartílago que cubre los huesos de la articulación de la rodilla se desgasta. Esto estrecha el espacio entre los huesos y provoca fricción. Debido a que la rodilla es una articulación que soporta peso, su nivel de actividad y el tipo y duración de sus actividades generalmente tienen un impacto directo en sus síntomas.

Los síntomas de la OA de rodilla pueden incluir:

  • Empeoramiento del dolor durante o después de una actividad, particularmente al caminar, subir o bajar escaleras, o al pasar de una posición sentada a una de pie
  • Dolor o rigidez después de sentarse con la rodilla doblada o recta durante un período prolongado de tiempo.
  • Sensación de chasquido, crujido o chirrido al mover la rodilla.
  • Hinchazón después de la actividad
  • Sensibilidad al tacto a lo largo de la articulación de la rodilla.

Por lo general, estos síntomas no ocurren repentinamente ni todos a la vez, sino que se desarrollan gradualmente con el tiempo. A veces, las personas no reconocen que tienen osteoartritis porque no pueden recordar un momento específico o una lesión que causó sus síntomas. Si ha tenido un dolor de rodilla que empeora durante varios meses y no responde al reposo, lo mejor es buscar el consejo de un proveedor médico.

¿Cómo se diagnostica?

La OA de rodilla se diagnostica mediante dos métodos principales. El primero se basa en sus síntomas y en un examen clínico. Su fisioterapeuta le hará preguntas sobre su historial médico y su rutina de actividades. Él o ella realizará un examen físico para medir el movimiento (rango de movimiento), la fuerza, la movilidad y la flexibilidad de la rodilla. También es posible que le pidan que realice varios movimientos para provocar el dolor que está experimentando.

La segunda herramienta utilizada para diagnosticar la OA de rodilla es el diagnóstico por imágenes. Su fisioterapeuta puede derivarlo a un médico, quien ordenará radiografías de la rodilla en una variedad de posiciones para evaluar el efecto de soportar peso (caminar, pararse, etc.) en la articulación de la rodilla. Si se sospecha un daño articular más grave, se puede solicitar una resonancia magnética para observar más de cerca el estado general de la articulación y los tejidos circundantes.

¿Cómo puede ayudar un fisioterapeuta?

Su fisioterapeuta diseñará un programa de tratamiento individualizado y específico para la naturaleza exacta de su afección y sus objetivos.

Rango de movimiento

A menudo, el movimiento anormal de la articulación de la rodilla puede provocar una progresión de la OA cuando hay más contacto y desgaste entre los huesos. Su terapeuta evaluará su movimiento en comparación con el movimiento normal esperado y el movimiento de la rodilla en la pierna no afectada.

Fuerza muscular

Fortalecer los músculos alrededor de la rodilla será una parte esencial de su programa de rehabilitación. Se ha demostrado que las personas con OA que siguen programas de fortalecimiento tienen menos dolor y una mejor calidad de vida en general. Hay varios factores que influyen en la salud de una articulación: la calidad del cartílago que recubre los huesos, el tejido dentro y alrededor de las articulaciones y los músculos asociados. Debido al desgaste del cartílago asociado con la OA de rodilla, mantener la fuerza en los músculos cercanos a la articulación es crucial para preservar la salud de las articulaciones. Por ejemplo, cuando los músculos de la parte delantera y trasera del muslo (cuádriceps e isquiotibiales) cruzan la articulación de la rodilla, ayudan a controlar el movimiento y las fuerzas que se aplican a los huesos.

Fortalecer los músculos centrales y de la cadera también puede ayudar a equilibrar la cantidad de fuerza sobre la articulación de la rodilla, especialmente al caminar o correr. El "núcleo" se refiere a los músculos del abdomen, la espalda baja y la pelvis. Un núcleo fuerte aumentará la estabilidad de su cuerpo a medida que mueve los brazos y las piernas. Su fisioterapeuta evaluará estos diferentes grupos de músculos, comparará la fuerza de cada extremidad y le prescribirá ejercicios específicos para abordar sus áreas de debilidad.

Terapia manual

Los fisioterapeutas están capacitados en terapia manual (práctica). Su fisioterapeuta moverá y movilizará suavemente sus músculos y articulaciones para mejorar su movimiento, flexibilidad y fuerza. Estas técnicas pueden apuntar a áreas que son difíciles de tratar por su cuenta. En pacientes con OA de rodilla, se ha demostrado que la adición de técnicas de terapia manual al ejercicio disminuye el dolor y aumenta la función.

Modalidades

Su fisioterapeuta puede recomendar modalidades terapéuticas, como hielo y calor, para ayudar a controlar el dolor.

Vigorizante

Las mangas compresivas colocadas alrededor de la rodilla pueden ayudar a reducir el dolor y la hinchazón. Se utilizan dispositivos como aparatos ortopédicos de realineación para modificar las fuerzas ejercidas sobre la rodilla. Estos aparatos ortopédicos pueden ayudar a "descargar" ciertas áreas de la rodilla y mover el contacto a áreas menos dolorosas de la articulación durante las actividades con carga de peso.

Recomendaciones de actividades

Los fisioterapeutas están capacitados para comprender cómo prescribir ejercicios a personas con lesiones o dolor. Dado que la OA es una enfermedad progresiva, es importante desarrollar un plan específico para realizar suficiente actividad para abordar el problema y evitar al mismo tiempo aumentar la tensión en la articulación de la rodilla. La actividad debe prescribirse y controlarse según el tipo, la frecuencia, la duración y la intensidad, con tiempo adecuado para el descanso y la recuperación. Su fisioterapeuta considerará el estadio y el alcance de su artritis y le prescribirá un programa de ejercicio individualizado para abordar sus necesidades y maximizar la función de su rodilla.

¿Qué pasa si necesito cirugía?

En algunos casos de OA de rodilla, el menisco (amortiguador de la rodilla) puede estar involucrado. En el pasado, la cirugía para reparar o extirpar parte o la totalidad de este cartílago era común. Sin embargo, la investigación actual ha demostrado que en un grupo de pacientes que fueron considerados candidatos a cirugía, 60-70% de los que participaron en un programa de fisioterapia, en lugar de cirugía, no se sometieron a la cirugía. Además, después de 1 año esos resultados no cambiaron. Este estudio sugiere que la fisioterapia puede ser una alternativa eficaz para aquellos pacientes que desean evitar la cirugía.

A veces, las estrategias de manejo conservadoras no tienen éxito. Cuando estas estrategias fracasan, se puede recomendar una intervención quirúrgica como la artroscopia o un reemplazo total de rodilla. Hay muchos factores a considerar al determinar el tratamiento quirúrgico adecuado, incluida la naturaleza de su afección, su edad, nivel de actividad y salud general. Su fisioterapeuta lo derivará a un cirujano ortopédico para analizar sus opciones quirúrgicas.

Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de la Asociación Estadounidense de Terapia Física. Haga clic aquí para verlo.

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